Al final no importa mucho cual de estos dos sean los motores, lo que importa es que seamos conscientes de que existe una fuerza que empuja constantemente al cambio, a la mejora, a la cosecha, pero sobre todo al disfrute de lo que significa vivir, ser humanos.

Renovarse, transformarse y renacer son procesos constantes y la naturaleza nos lo muestra todos los días: con sus estaciones climáticas, fases lunares y hasta a través de orugas convertidas en mariposa, pero aun así seguimos insistiendo en resistirnos al cambio, en apegarnos.

No somos una obra terminada y el mejor permiso que podemos darnos es: “nacer con cada aurora y morir con cada atardecer”.

Lo único constante en la vida es el cambio, permitirnos cambiar es liberarnos de la prisión mental y el control. Fluir y aceptar nos llevaran a la libertad.

En estos tiempos de cierre de ciclos deseamos que te permitas reconocer y aceptar lo que ya no va más; (versiones de ti, creencias, relaciones, emociones, apegos) y así entonces nacer a todo lo que realmente eres.

Échale el miedo al fuego y vuelve al amor.

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